Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, 
y un huerto claro donde madura el limonero; 
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla; 
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial sereno; 
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, 
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
 Desdeño las romanzas de los tenores huecos 
y el coro de los grillos que cantan a la luna. 
A distinguir me paro las voces de los ecos, 
y escucho solamente, entre las voces, una.
 Converso con el hombre que siempre va conmigo 
—quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
 mi soliloquio es plática con este buen amigo 
que me enseñó el secreto de la filantropía.
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. 
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago 
el traje que me cubre y la mansión que habito, 
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.
Y cuando llegue el día del último viaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 
me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 
casi desnudo, como los hijos de la mar.

 
3 comentarios:
Immesurable!
Gràcies, Pere.
Aferradetes.
No podem oblidar la poesia ni els poetes. No podem oblidar Machado. Gràcies per portar-lo, un any més, fins a nosaltres.
Bon vespre, Pere i bona setmana!
Gran Machado. Mort a l'exili. Una paraula que malauradament encara dura.
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