miércoles, 2 de septiembre de 2009

Metrópolis

 
Viajo hacia el Norte, cada vez más cerca de Metrópolis.El viento sopla de cara y ya puedo oler su presencia.
Sus habitantes, sus viviendas, sus máquinas desprenden vapores tibios y pestilentes.
Mi Transporter enfila la calle principal: New Avenue, frenando bruscamente para no atropellar a unos Zombies que cruzan sin mirar.
Acelero suavemente disfrutando del aire fresco y limpio de mi burbuja estanca y le ordeno conecte una sesión de música antigua.Suena "The Wall" de Pink Floyd por cien altavoces invisibles.
Las avenidas están llenas de hombres hoscos, circulan nerviosos de un lado a otro con carpetas llenas de currículums.
Extrañas mujeres, ligeras de ropa, persiguen a los jóvenes tocando sus genitales y empujándoles a calles oscuras.
Personas de piel tostada, vestidas de colores chillones, pasean lentamente hablando por teléfono móvil no se sabe con quien.
Numerosos grupos de desocupados están sentados en las plazas y soportales, beben, gritan y pintan dibujos imposibles.
Busco desesperadamente a los indígenas que conocí en viajes anteriores, sin resultado alguno.
Mi Transporter para de forma automática frente al edificio del Town Hall, entro y pido entrevistarme con el alcalde S.V.Mayor para saber que está pasando en Metrópolis.
El portero me dice que pida un número de orden y me ponga en la cola. Cientos de seres vestidos de negro , de la cabeza a los pies, rostros ocultos, esperan delante de mi para pedir unas ayudas que concede el Estado Supremo.
¡ No puedo esperar!
Llamo a mi burbuja, parto rápido, dejo atrás Metrópolis mientras el sol desaparece en el horizonte y salto French Mountain por el paso de Bellevue Castle.
Circulo a gran velocidad a pocos milímetros del suelo y en todas las ciudades que cruzo, veo lo mismo que en Metrópolis.
Solo me queda alejarme de aquí, ir más al norte.Dicen que allí la gente es limpia y noble, culta, rica y libre, despierta y feliz.
Empujado por mi generador de fusión de hidrógeno, llego al amanecer de nuevo a Metrópolis, después de cruzar Europa y rodear el hemisferio norte entre brumas y hielos.
No puedo seguir mi sueño. Me quedaré aquí hasta el final, porque soy muy cobarde y salvaje y amo con dolor y desespero a esta pobre, sucia, triste y desgraciada tierra.
 


Pensando en Fritz Lang, Pink Floyd, Salvador Espriu y en los que luchan por sobrevivir en sus metrópolis.

1 comentario:

sargantana dijo...

caramb senyor pere
quina imaginacio..perque es imaginacio veri tat??